Escucho los mismos gritos del idealista aquel.
Lleva años pidiendo justicia:
Por los derechos humanos.
Los desvalidos.
Los vivos perdidos.
Los muertos sin encontrar.
La gente con hambre.
Los locos de atar.
Siempre una causa para «su causa».
Ya no es su mujer la que habita el silencio;
ni está en la casa pobre, junto al arroyo.
Sale en la tele a gritar su arenga.
Diez secretarias para las secretarias
de sus secretarias, llevan la agenda.
En traje blanco para la ocasión.
Dos asistentes, de pechos grandes
en el asiento de su Rolls-Royce,
limpian la baba de sus delirios.
El éxtasis causado por multitudes,
le hace flaquear las piernas,
y el erotismo del poder
enamora a sus seguidoras.
Un día por sus venas corre la nostalgia:
Quiere volver al arroyo, a buscar el silencio;
pero lo han convertido en un campo de golf.
©Susana S. Villafañe
Llego a aquí desde Yenodeblogs y me gusta tu sitio. Un poema con sentido crítico de las injusticias. Me ha gustado.
ResponderEliminarAgradezco tu comentario, Sechat. Ya visité tu sitio, es muy interesante.
ResponderEliminarSaludos
Carlos:
ResponderEliminarMe interesa leer tu libro. He seguido tus indicaciones y no me ha resultado difícil dar con él. Ya lo tengo. Gracias por tu generosidad.
Un abrazo.
Hola. Te invitamos a pasar por nuestro sitio Mujeres Poetas Internacional. http://mujerespoetasinternacional.blogspot.com Ojalá podamos contar con tu apoyo para nuestro primer concurso convocatoria para nuestra primera antología colectiva también. Un abrazo de luz!
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